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La inversión de Impacto
Si algo hemos aprendido este año de pandemia y confinamiento ha sido que ha llegado el momento de que las viviendas se adapten a las personas y sean un medio para humanizar las ciudades. Se ha reafirmado la necesidad de una oferta de hogares al alcance de todos, dotados de espacios y servicios que se adapten a las necesidades actuales, espacios vibrantes que nos ayuden a vivir de forma saludable y sostenible y que contribuyan a crear comunidad, lo que ha favorecido la inversión de impacto en desarrollos urbanos.
Ante esta situación, los desarrollos urbanos, y más concreto los proyectos residenciales se han convertido en punto de mira y destino adecuado para la inversión de impacto, por considerar al producto inmobiliario como un vehículo para generar beneficio social y medioambiental positivo, sin por ello renunciar al objetivo habitual de cualquier inversión, que es obtener un retorno financiero.
Inversión de Triple impacto
Las ciudades son uno de los mayores contribuyentes a la emisión de gases de efecto invernadero, en particular los edificios son responsables de casi un 40% de las emisiones de CO2 globales. Al mismo tiempo, estos edificios en los que pasamos más de un 80% de nuestras vidas, tienen una influencia fundamental en nuestra salud y calidad de vida. A esto se le suma que acceder a una vivienda, especialmente en propiedad, resulta cada vez más difícil.
Con el objetivo de dar soluciones a estos retos surgen proyectos como los que está poniendo en marcha Trebe, y cuyo objetivo es promover desarrollos urbanos que faciliten el acceso a la vivienda a través del alquiler asequible. Se trata de proyectos con triple impacto: social, medioambiental y económico.
¿ Cómo se consigue el triple impacto?
Este tipo de promociones están formadas por edificios que producen más energía que la que consumen, construidos sobre los principios de la economía circular que aseguren una huella de carbono nula.
Es importante también la creación de espacios que promuevan la relación entre vecinos y con el resto del entorno, y que generen dinámicas que favorezcan la economía local y facilitan una movilidad sostenible, entre otras muchas estrategias.
“Controlar todo el ciclo de vida y gestionar la totalidad del proyecto para garantizar que el impacto perdure”
En este sentido, es necesario asegurar que se genera el impacto positivo deseado, por eso, Trebe parte de parámetros claros para diseñar los proyectos y evaluar los resultados, como la cantidad de energía que se consume, las emisiones que generan los proyectos durante todo su ciclo de vida, la calidad del aire interior, o las rentas locales y su tasa de esfuerzo para el acceso a la vivienda, entre otros.
Otra garantía es afrontar la gestión de los proyectos durante todo su ciclo de vida, desde su concepción, pasando por su construcción y su uso, e incluso programamos su futuro desmantelamiento y reutilización, asegurando con todo ello que los objetivos y resultados perduran.
Productos atractivos para la inversión de impacto
Todos estos ingredientes son los que consiguen que se impacte positivamente en el medio ambiente y la sociedad, además de crear un producto altamente atractivo para la inversión de impacto en desarrollos urbanos, ofreciendo así a los inversores retornos financieros de mercado y absoluta transparencia en cuanto a los resultados obtenidos en todas las dimensiones del proyecto.
Según la última Encuesta Anual de la Red Mundial de Inversión de Impacto, el volumen de este mercado se ha duplicado a nivel mundial, pasando de 114.000 millones de dólares en 2017 a 228.000 millones de dólares en 2018. Esto implica que los gestores de activos se están viendo obligados a buscar nuevos productos de inversión para acceder a la creciente demanda y todo apunta a que la Inversión de impacto ha encontrado un aliado en desarrollos urbanos y en proyectos residenciales que generen un impacto positivo a través de propuestas resilientes que impulsan comunidades vibrantes y participativas.